<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d16370209\x26blogName\x3dEl+Div%C3%A1n+Desgarrado\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://eldivandesgarrado.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_VE\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://eldivandesgarrado.blogspot.com/\x26vt\x3d-7256277541573503450', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>
El Diván Desgarrado

Consultorio postmoderno 

07 septiembre 2005

11:34 p. m. - La idea de lo justo en Platón

"La República" es el texto de Platón que nos ofrece mejores evidencias de su cosmovisión sobre la Polis griega y nos brinda una clara lectura de las principales ideas de la tradición filosófica helénica que muchos filósofos aún hoy en día reinvidican o critican desde diversos puntos de vista. Lo cierto es que, más allá de las críticas epistemológicas y de los análisis de carácter ontológico que abundan en los textos de filosofía política, se nos presente como un rico texto que nos ayuda a comprender el espíritu socrático el cual puede guiarnos para dilucidar respuestas a los principales problemas de la teoría moral y la reflexión ética de la actualidad. Este breve ensayo intenta representar un diálogo directo y abierto con el autor y su principales ideas, más que un análisis crítico se trata de una conversación que intentamos establecer con el autor, hoy por hoy, trayéndolo de vuelta para orientar la reflexión sobre los acusados problemas de nuestras llamadas sociedades democráticas modernas.
Gustavo Martin A


La lectura del diálogo contenido en el Capítulo 1 “La República o de lo Justo” del libro “La República” de Platón es una tentadora empresa que nos invita una toma de consciencia del hecho de la política real y de su valoración. Más allá de situarse en un contexto histórico específico, el diálogo lo podemos abordar como un momento del proceso de crítica de las múltiples dimensiones que integraron la vida comunitaria en Grecia y que, hoy por hoy, cobra absoluta vigencia, de forma casi atemporal, con el curso de los acontecimientos cotidianos y de modos de relaciones sociales de nuestras sociedades “modernas”.
En las siguientes líneas intentaremos realizar un abordaje de estos provocativos diálogos platónicos centrándonos en un objetivo muy concreto; entender cómo la conversación gira en torno a la definición de alguna virtud, como la verdad, el deber, etc. Y a partir de esta definición comprender el concepto de justicia en la obra, así como sus diversos matices de complejidad.


El uso de la razón:

Al hacer una primera aproximación de las ideas expresadas en los diálogos, y sin ánimo de partir de una categoría de análisis preestablecida, pero si con un interés de definir el método discursivo utilizado por Platón en la obra, es de nuestro particular interés señalar un momento al inicio de los diálogos, específicamente la conversación entre Céfalo y Sócrates, como un primer lugar donde se asoma una idea importante. Aquí se deja traslucir la idea del “instrumento” ideal para el tratamiento de los temas que ocuparan el resto del capítulo. En esta amena conversación Céfalo, refiriéndose a sus reflexiones sobre la vejez, le dice en un momento a Sócrates:

“Entonces creí que decía la verdad, y la edad no me ha hecho mudar de opinión. La vejez, en efecto, es un estado de reposo y de libertad respecto de los sentidos. Cuando la violencia de las pasiones se ha relajado y se ha amortiguado su fuego, se ve uno libre, como decía Sófocles, de una multitud de furiosos tiranos.” (Pag. 30)
Desde nuestra interpretación el autor empieza a dejar ver con estas ideas lo ventajoso del uso de la razón para el entendimiento de las virtudes. Como veremos más adelante, Sócrates, a través del cuestionamiento lógico, suele dejar perplejos a sus interlocutores, haciéndoles ver que no tienen un saber real sobre lo cuestionado. Existe así un claro carácter de “subordinación” de la ética con respecto a la lógica de la racionalidad, y es a partir de esa relación desde lo cual se van construyendo las definiciones de virtud que veremos a lo largo del texto.

Como decíamos en lo anterior, esta aclaratoria tiene por objeto situar el discurso en un punto a partir del cual podamos discutir sobre el concepto de justicia en Platón y enriquecer el análisis con otras perspectivas que nos permitan conocer y comparar las diversas dimensiones introducidas por el autor en la obra.

Polemarco y la Justicia como noción de Verdad:

Sería el propio Céfalo quien introduciría en definitiva la primera discusión sobre la ponderación de lo justo. En su conversación con Sócrates sobre la vejez hace examen de consciencia de su propia vida y es cuando le dice a Sócrates: “El que, al examinar su conducta, la encuentra llena de injusticias, tiembla y se deja llevar por la desesperación, y algunas veces, durante la noche, el terror le despierta despavorido como a los niños.” (Pag. 32)

A esta idea Sócrates respondería, en su habitual búsqueda de clarificación de los conceptos: “Pero, ¿está bien definida la justicia haciéndola consistir simplemente en decir la verdad, y en dar a cada uno lo que de él se ha recibido?” (Pag. 33)

En este momento Platón introduce un elemento, desde nuestra perspectivas, muy importante y que tiene que ver con la complejidad que reviste la tarea de definición de justicia. Habla de “las circunstancias” las cuales pueden afectar la regla de verdad como norma para aplicación de la justicia. Podemos ver como intervienen los conceptos de “Extensión” e “Intención” en este episodio. Según la concepción de Céfalo la aplicabilidad de la regla de verdad como principio de justicia y de compromiso con lo ajeno es un inequívoco, al menos así la plantea. Lo cual atendería a una aplicación de la regla de verdad por “extensión”. Por el lado contrario, Sócrates nos deja ver las excepciones a la regla, a la aplicabilidad de un principio único de verdad y compromiso con lo del otro. Hay, según Sócrates, razones de un orden “distinto” (por no llamar superior) que obligarían a un individuo aplicar la regla en un caso pero en otro no. Lo denominaríamos, aplicación por “Intensión”.

La noción de justicia como “verdad” queda claramente cuestionada por Sócrates: “Por consiguiente, la justicia no consiste en decir la verdad, ni en dar a cada uno lo que le pertenece.” (Pag. 33) Céfalo, como un interlocutor presto al cuestionamiento, pareciera atender con aceptación las ideas de Sócrates. Sin embargo, de forma fortuita prefiere ceder a Polemarco (Hijo de Céfalo) la discusión y así se lo hace entender a Sócrates.

Simónides y la justicia como Deber

Según las ideas de Simónides, dice Polemarco, a cada quien habrá de dársele lo que se le deba. Introduce acá Platón la idea de “Deber”, de lo justo como lo que corresponde a cada quien. La aplicación de la regla de justicia según la cual debemos dar a nuestros amigos lo bueno, o mejor dicho hacerle el bien:

Cuando Sócrates le pregunta a Polemarco sobre el concepto de justicia de Simónides este le contesta: “Dice que el atributo propio de la justicia es dar a cada uno lo que se le debe, y en esto encuentro que tiene razón.” (Pag. 33)

Podemos interpretar esta postura como la pretensión legítima de un deber asumido para con el otro. La aplicabilidad directa de esta regla nos refiere al valor deontológico
[1] según el cual existe la aceptación común de la regla de la intención de hacer el mayor bien a los otros.

Pero Sócrates, lleva aún a mayor complejidad el asunto cuando coloca el siguiente ejemplo:

“…si uno después de haber confiado sus armas a su amigo, se las reclamase estando demente, todo el mundo conviene en que no debería devolvérselas, y que cometería un acto injusto, dándoselas. También están todos acordes en que obraría mal, si no disfrazara algo la verdad, atendida la situación en que su amigo estaba.” (Pag. 33)

Platón, por medio de la construcción del diálogo nos muestra la postura teleológica
[2] según la cual habrían de evaluarse las causas finales de entregarle las armas al amigo versus el deber de entregárselas. Las intensiones parecieran valer más en este caso que los deberes comunes asumidos.

Esta discusión sigue, sin lugar a dudas, ocupando un puesto importante en la filosofía contemporánea. En otros ámbitos, como la psicología del desarrollo moral, esta diferenciación pudiese observarse en el alcance de distintos niveles de desarrollo y en el tipo de argumentos utilizados por el individuo para justiciar sus razonamientos y/o juicios morales.

Siguiendo con el diálogo Sócrates, con su habilidad característica, plantea de forma lógica y basándose en la idea anterior expuesta por Polemarco una nueva pregunta: “Pero ¿debe darse a los enemigos lo que se les debe?” (Pag. 34) A lo que Polemarco respondería con una afirmación, en el sentido que a nuestros enemigos lo único que le debemos es el mal.

De esta forma Sócrates invita a pensar a Polemarco si efectivamente la justicia consiste en hacer bien a los amigos y mal a los enemigos. A través del diálogo coloca una idea que refutaría esta noción cuando nos hace ver que la justicia es aplicable para cualquier circunstancia, no sólo cuando se “deba” hacer bien al amigo o mal al enemigo. No sólo en circunstancias absolutas se aplica la justicia, pues en la vida la mayor parte de las circunstancias ponderamos nuestros dilemas morales en circunstancias más complejas que sabiendo quién es o no nuestro enemigo (escenario de guerra).

La pretensión legítima La visión Deontológica que plantea esta visión implica la aceptación de un acuerdo común sobre el deber. Sin embargo, las intenciones y causalidades derivadas de un acto moral parecen, desde nuestra perspectiva, contemplar un universo de complejidad más profundo que sin lugar a dudar se acerca más a un concepto de justicia.

Sócrates hace ver a Polemarco que la idea según la cual hacer mal al enemigo sería lo correcto aplicando esta regla es errada: “Pero, ¿es posible que el hombre justo haga mal a otro hombre, cualquiera que él sea?” (Pag. 39) A ello Sócrates mismo respondería:

“…si alguno dice que la justicia consiste en dar a cada uno o que se le debe, y si por esto entiende que el hombre justo no debe más que mal a sus enemigos así como bien a sus amigos, este lenguaje no es el propio de un sabio, porque no es conforme a la verdad, y nosotros acabamos de ver que nunca es justo hacer daño a otro.” (Pag. 40)

La idea de justicia como poder en Trasimaco

Trasimaco rompería aquel diálogo en el que Polemarco parecía cambiar su forma de afrontar la idea de justicia. De manera in despectiva irrumpiría en la conversación exigiéndole a Sócrates que le diese una definición concreta de justicia, ya que según este todo el discurso no era más que pura palabrería.

Esta actitud vehemente de Trasimaco es una interesante forma de ver el diálogo la importancia que da Platón a la posibilidad del diálogo como una forma de construir acuerdos y una noción compartida de justicia. Dicho diálogo, tal como apuntábamos al principio de este ensayo, se fundamenta en la lógica racional y en el uso del lenguaje como medio para entender conceptos como justicia. De forma reiterativamente irónica, pero sin perder la compostura, Sócrates invita en todo momento a Trasimaco a aclarar racionalmente los conceptos que el mismo expone.

Una primera idea que introduce Trasimaco en el diálogo tiene que ver con la idea según la cual la justicia representaba aquello que era de mayor utilidad para el más fuerte, el más poderoso. “Pues bien, escucha. Digo que la justicia no es otra cosa que lo que es provechoso al más fuerte.” (Pag. 44) Más adelante, frente al cuestionamiento de Sócrates añade:

“El que gobierna, considerado como tal, no puede engañarse; lo que ordena es siempre lo más ventajoso para él , y eso mismo es lo que debe ejecutar el que a él este sometido. Por tanto, es una verdad, como dije al principio, que la justicia consiste en lo que es ventajoso para el más fuerte” (Pag. 47)

Manteniendo su posición de hombre de diálogo Sócrates expone varias ideas sobre la aplicabilidad de las artes. Según se puede interpretar la idea de Sócrates es que nada le da utilidad a un arte sino el fin para el cual ha sido desarrollado. Por lo mismo decir que el gobernante hace las leyes pensando únicamente en sus intereses es absurdo, pues el sentido de su proceder en la función pública se fundamenta en el interés del pueblo, y no en su opresión:

“No hay arte ni ciencia que se proponga ni ordene lo que es ventajoso para el más fuerte. Todas tienen por fin el interés del objeto sobre que se ejercitan o de lo más débil.” (Pag 49)

El Bien en Platón y el Mal de Trasimaco

Trasimaco en cierto punto casi pierde la compostura, pretende abandonar el recinto, pero Glaucón le invita a quedarse y a clarificar ideas que ha introducido en el diálogo. Aquí Trasimaco introduce una segunda idea que desde nuestra óptica es fundamental en este primer libro de “La República”.

Durante su exposición dice: “El injusto alcanzará una suerte enteramente contraria, porque teniendo, como se ha dicho, un gran poder, se vale de él para dominar constantemente a los demás” (Pag. 51) Y añade más adelante “…la injusticia es el interés del más fuerte, y la injusticia es por sí misma útil y provechosa.” (Pag 52)

Estas ideas permiten a Sócrates, extrañamente, fijar una postura explícita sobre la naturaleza de lo ventajoso:
“En cuanto a mí, declaro que no pienso como tú, y que no podré persuadirme jamás de que sea más ventajoso ser malo que hombre de bien, aunque tenga todo el poder del mundo para obrar impunemente. Sí, Trasimaco, aunque el malo tenga el poder de hacer el mal, sea por fuerza o sea por astucia, nunca creeré que su condición sea preferible a la del hombre justo.” (Pag. 52)

Platón introduce el tema de la idea de Bien en la República dejando de lado lo que pueda ser el Bien en sí. Asume una metafísica del Bien y fija una clara postura con respecto a la justicia como la práctica de dicho bien en el ámbito público, refiriéndose en el diálogo a la temática discutida por Sócrates con Trasimaco.

Extrañamente, lo que de un lado podría ser considerado como un mérito de Platón, es decir, el carácter sintético y enciclopedista de su análisis de los diferentes aspectos de la organización y dinámica de la comunidad humana, se nos presenta, desde otro ángulo, como un problema para la comprensión de su metafísica y teología del Bien.


[1] Deontología: Teoría de carácter empírico de las normas morales o de los deberes, expresada por Bentham en su obra Deontología o la ciencia de la moralidad (1834). Sitúa los deberes dentro de un marco social y sus circunstancias, donde prima la intención de hacer posible el mayor placer para el mayor número de individuos. (Diccionario de Filosofía, 1997, L. Echeverri y H. Echeverri)
[2] Teleología: Modo de explicación que se basa en las causas finales. (Diccionario de Filosofía, 1997, L. Echeverri y H. Echeverri)


Publicar un comentario

© Gustavo A. Martin A. 2005 - Powered for Blogger by Blogger Templates